El doctor Abronsius y su ayudante Alfred, viajan por Transilvania para confirmar una teoría que afirma la existencia real de los vampiros y que tropieza con el escepticismo de sus colegas de la Universidad de Könisberg. Se detienen en una posada, cuyas paredes y ventanas están cubiertas de ristras de ajos, pero tanto los parroquianos como el posadero afirman que no existe ningún castillo por los alrededores y justifican la presencia de los ajos como un motivo ornamental típico de la región. El rapto de la hija del posadero y la vampirización de éste proporcionan a los protagonistas pistas suficientes para llegar al castillo.

 Primera película en color del director, y su primera incursión en el cine norteamericano. Supone un ahondamiento en el cine de vampiros muy de moda en aquella época debido a las películas de la legendaria productora de cine de terror Hammer Prod.. Se trata de un homenaje al género de vampiros en clave de humor y con cierto toque erótico. Rodada en un entorno magnífico que, según algunos, supera otras recreaciones del propio género. Polanski se reserva uno de los papeles protagonistas, junto a la que sería su esposa, Sharon Tate. En El baile de los vampiros, Polanski hace el más completo uso del absurdo tal vez encontrado en el cine y posiblemente el que con mayor intensidad ha sido ignorado.