Desesperado por la desaparición de su perro, un vagabundo se tira al Sena. Edouard Lestingois, un librero, lo salva de morir ahogado y lo acoge en su casa. La familia Lestingois intenta reformar a Boudu para convertirlo en un hombre decente, pero Boudu, en cambio, se dedica a agitar los cimientos del hogar, seduciendo a la criada de la familia e incluso a la señora Lestingois.

Como Moisés, al ser salvado de las aguas Boudu comienza una nueva vida, que, en este caso, lleva un sentido inverso: no desciende en la escala social, sino que asciende en la misma alcanzando un estatus ajeno. El mismo actor y el mismo personaje, como en La golfa, cuyo comienzo insiste en el carácter de representación que tiene la película: unos decorados evidentes ante los que se desarrolla una pantomima de clara evocación mitológica.