Antoni Wit regresa al atril de la Orquesta Sinfónica de Navarra para dirigir la 5ª Sinfonía de Anton Bruckner mañana jueves y el viernes
El propio compositor austriaco la calificaba como su “obra maestra” aunque nunca llegó a escucharla interpretada por una orquesta
La Sala Principal de Baluarte acoge mañana jueves y el viernes (20.00 h.) el séptimo concierto de ciclo de la Temporada 2018-2019 de la Orquesta Sinfónica de Navarra (OSN) con un programa dedicado a Anton Bruckner (1824-1896). Con el regreso al atril del anterior director titular y artístico de la Orquesta, el maestro polaco Antoni Wit, en la velada la OSN interpretará la Sinfonía núm. 5, en Si bemol mayor, Cahis 7, de Bruckner, definida por el musicólogo alemán Harry Halbreich como “Sinfonía de la Fe” o “gigantesca catedral sonora”. Una obra maestra del compositor austriaco que, sin embargo, nunca llegó a escuchar interpretada por una orquesta. Sus contrapuntos de magnífica construcción, profundos desarrollos melódicos y armónicos y sus exigencias interpretativas convierten a la Quinta en un absoluto desafío orquestal en el momento de su ejecución.
Las entradas del concierto cuestan 15€, 24€ y 30€ y se pueden adquirir enwww.baluarte.com, en las taquillas de Baluarte y en las oficinas de la OSN en Villava (c/ Mayor 48). Además, los menores de 30 años, desde 3 días antes de cada concierto, pueden adquirir entradas por 5€, 7€ y 9€ en las taquillas de Baluarte.
SOBRE LA OBRA
Anton Bruckner compuso su Sinfonía nº 5 en Si bemol mayor, Cahis 7, a partir de 1875, terminó su primera versión en 1876 y la revisó sucesivas veces, en 1877 y 1878. Graves problemas de salud impidieron al compositor escuchar la partitura, una versión en la que había retocado la instrumentación y la armonía, durante su estreno en Graz, en 1894. La Quinta de Bruckner es siempre admirada por su dimensión colosal, su magnífica arquitectura y sus sonoridades “catedralicias. Obra de gran exigencia para directores y orquestas, la Quinta es grande en todos los aspectos; en su extensión, que supera en mucho la hora de duración; en su magnitud sonora que muchos han comparado con la de un gran órgano romántico en una catedral gótica; en el tratamiento de las texturas; y en la belleza, grave y solemne, con frecuencia, de sus temas.
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