¿Dormir con música?
Hace pocos días, un amigo me dijo que tenía dificultades para conciliar el sueño (quizá no solo el sueño, pero no voy a ser malvada ni aquí, ni ahora). Le dejé tres cd (no sé si alguno de ellos era pirateado ). Y le sirvió, se puso música y se durmió como un angelito (según me contó al día siguiente, no soy testigo presencial). –Veo que llevo ya tres paréntesis, no sé si es indicio de algo.- Debe ser, esto de emplear la música como remedio contra el mal sueño, tendencia arraigada en mí: cuando nuestras hijas eran pequeñas hice una estupenda colección de “música para dormir”, esa considerada de bebés, de relajación, de la naturaleza (el mar, el bosque, la noche)… Casi como precursora de las tendencias chill-out.
Hay muchas formas de dormir, claro. Incluso en el idioma se han ido acumulando denominaciones típicas (que ya casi solo conocemos l@s jóvenes carrozas): dormir a pierna suelta, dormirse en el palo de una escoba, dormir como las marmotas, dormir como un ceporro o como un trompo… Por otra parte, también podemos dormirnos en los laureles, hacernos los dormidos, dormir hasta a las piedras o dormir la mona. No obstante, a veces conviene no dormirse y tomar decisiones, porque camarón que se duerme la corriente se lo lleva -añadiría mi padre-. Y, como decía Bécquer, hasta las notas pueden dormir en las cuerdas del arpa, aquella cubierta de polvo y de su dueño tal vez olvidada.
Dormir dormir. ¿Qué opinarían compsitor@s e intérpretes si supieran que nos ayudamos de su música para dormir? A este respecto, una vez oí a Luis De Pablo responder airado -digamos- cuando le preguntaron: ¿Qué opina de la música que se emplea como música de fondo? No le gusta la idea. Dijo más o menos: A nadie se le ocurre trabajar de fondo, ni comer de fondo, ni leer de fondo, ni hacer el amor de fondo [de que esto último lo dijo así me acuerdo bien]; ¿por qué entonces se emplea la música como elemento secundario o terciario?, ¿creemos que podemos captar todos los matices de una obra, todos los elementos de una obra si estamos concentrados en otra tarea y la música es un relleno ambiental?, ¿acaso creemos que los músicos componen sus obras para que no les hagan apenas caso?
No, claro que no. Lo mejor, sin duda, es escuchar exclusivamente las obras musicales, sin hacer nada más. Y si se puede ver la interpretación (por ejemplo en un concierto, donde somos conscientes de cuándo entra cada instrumento, dónde hay determinados solistas, de qué manera se interpreta, si en pizzicato o cómo, etc.), fantástico para entenderla y saborearla. Tiene toda la razón Luis de Pablo.
Y, no obstante, ¿tan mal está, para los pobres mortales de sueño difícil, acompañarse de una buena música, cercana, relajante, compasiva, que ayude a conciliar la cama y la vigilia? ¿Qué opinan? ¿Dormir con música? ¿Dormir con músicos? ¿Cómo duermen ustedes? ¿Recomendaciones?
Consuelo Allué
Además de la música de fondo,me gustaría dormir con una buena instrumentista que ejecute bien la obra.
En lo de los carrozas has dado en el clavo. ¿Dormirse en el palo de una escoba? Para eso por lo menos hay que ser pájaro. ¿Trompos? Em… no, trompos es lo que se hace con el coche el sábado de madrugada por culpa de las drogas y la adrenalina.
Me gustaría señalar que veo un error en la pregunta al señor De Pablo. Escuchar es algo que se hace conscientemente, es prestar atención a lo que se oye. OIR música de fondo es inconsciente, no precisa ningún esfuerzo por parte del sujeto y nooo te enteras de si lo que suena es un violín o el gato del vecino.
Y lo de dormir, hay una cuestión obvia: si te duermes mientras trabajas (no recomendable para electricistas, gente que trabaja en tejados…), te vas a la calle, y tal como está la cosa… pues casi que no. Dormirte mientras comes no está del todo mal, siempre que estés dispuesto a invertir un dineral en el dentista, claro. Lo de leer funciona, puedo asegurar que funciona. Uno coge los apuntes de historia, biología o lo que sea de sus hijos y se pone leer. Más de veinte minutos no aguanta. Y diría lo mismo de, por ejemplo, Ana Karenina, pero aquí somos todos muy cultos y no nos metemos con Tolstoi. Y hacer el amor, yo no te digo que no sea una opción, pero si haces el amor con otra persona y te quedas dormido, probablemente lo incluyan como deporte de riesgo dentro de poco. Vamos, que es preferible lo de dormirte arreglando la antena de un rascacielos. Pero si te pones música y te quedas sobao nadie se enfada, porque aunque dijeran que Beethoven era dios, todo el mundo sabe que los muertos no oyen.
Ala, me voy a escuchar al tio ese Alemán que ha escrito la música esta de los anuncios de coches, que como somnífero no falla.
Y dicen que la música amansa a las fieras.¿Qué música y qué fieras?.¿Será verdad?
Hola, motero 1:
No es mala idea, claro, así están todas las músicas aseguradas. Incluso se pueden hacder todo tipo de improvisaciones: en moderato, en allegreto, soto voce, con piano subito, da capo, en adagio con moto…
Hola motero 2:
(¡Qué aficionados son los moteros a la música, a los blogs y a ferminmusic!) La música, según qué música, amansa a las fieras. Otras músicas lo que hacen es alterar hasta las raíces más profundas de los árboles milenarios. Los torturadores y los manipuladores de masas, y algunos perversos del marketing lo saben.
Pero no me quiero poner estupenda. La música, con toda su variedad maravillosa, nos puede acompañar todo el día y toda la vida, y para cada momento podemos elegir lo que necesitamos, lo que nos acompaña el ánimo. Una canción en el momento adecuado puede convertir la tristeza en melancolía, la nostalgia en calma, y la calma en alegría. Incluso nos puede sacudir el alma y el cuerpo y ponernos a bailar y lanzarnos a recorrer felices el mundo, las calles, la vida.
Que no decaiga nada .Sí, existe una música para cada ocasión.Velocidad y música a veces hacen buen maridaje.Por ejemplo “Tocata y fuga”.Existe otra que te reconcilia y eleva el alma (si es que existe).Requien(Mozart).Otra para conquistar,nacer ,vivir,amar y morir.Ese macabro redoble de timbal,tambor casí siempre al amanecer,triste y postrero acompañamiento .
Pero de todas me quedo con la música para vivir y amar.
A Miru:
Hola, Miru. ¿QUé tal?
Sí, hay gran diferencia entre oír y escuchar. Tomándolo como referencia, y teniendo presentes tus ejemplos (lo de dormirse arreglando la antena de un rascacielos es muy interesante; de guinnes), pienso en la diferencia entre vivir y vegetar (y vegetar sería vivir de fondo). Y, probablemente, lo mejor es vivir a tope, hacer todo lo posible, y tener siempre música alrededor.
A Miru y al motero:
Estamos de acuerdo en vivir rodeados de música, ¿verdad? Creo que es importante no conformarse con cualquier música. Como los libros, como los paisajes, como tantas cosas, hay que buscar, escuchar, investigar, preguntar, descubrir más opciones.
Aunque una noche de fiesta con La pegatina, un polideportivo en el que rebota Fondo flamenco o Melendi cualquier tarde de verano me encanten, yo sigo con los que descubrí cuando era niña, con los que me han acompañado toda la vida. La dulzura de Bach, casi romántico, a principios del siglo XVIII. La fuerza de un Beethoven ya sordo, toda su pasión y la añoranza en un pentagrama. Las perfectas proporciones del más clásico, aquel niño prodigio que, sin haber hecho grandes descubrimientos matemáticos, supo sentir proporciones aureas en el piano. Y mi querido Bocherini, al que solo entendemos los chelistas, en sus noches por Madrid. Sarasate, que lo llevamos en la sangre todos los que al pasar por delante de La Perla miramos hacia el balcón intentado imaginarnos al violinista tocando una mañana de julio. Y tantos otros. El señor de la tele (Teleman), Haydn, Lalo, Brahms, Dvorak, Chopin…
Baga biga higa, laga boga sega, zai zoi bele, harma tiro pun! Xirristi-mirristi, gerrena plat, olio zopa, kikili salda, zurrut, edan ede klik… Ikimilikilikik!!
A Miru:
Si tus bisabuelos te leyesen, brindarían satisfechos en sus tumbas, y dirían: Algo sí que hemos hecho bien!!