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La música de una mañana nevada de martes

Nieve en una mañana de martesHoy, que sigue nevando, recorro la ciudad antes de las ocho de la mañana. Nieva y amanece, que no es poco, y ya muchos escolares caminan. Un niño de dos años corre aferrado a una mano adulta, para cruzar una calle, mientras el semáforo marca que tienen casi 60 segundos. Corre como si persiguiese su futuro, y emociona. Sobre todo porque los adultos sabemos que hay mucho canalla suelto, al acecho.

Amanece rosado, un bellísimo paisaje nevado, las ramas de los árboles con una abundante capa de nieve que hace equilibrios para no desplomarse. De postal.

En una de las avenidas principales, de las farolas de la mediana penden carteles de publicidad, una feria de turismo. Pero ¿no estamos en crisis?, ¿no están recortando, los dirigentes políticos inhumanos y con cerebro de calculadora sin perspectiva de futuro, que han creído que somos el rebaño que calienta el establo de su casa, solo para dar calor y materia prima para hacer negocio, no están recortando (digo) en sanidad, en escuela… (en todo lo que no les toca a ellos)? ¿Por qué hay dinero público para gastar en estos letreros infames que denuncian esta gestión criminal (que no merece el nombre de política, por muy mal concepto que se tenga de la política)?

La ciudad despierta. Las personas que tienen que madrugar y se desplazan a pie en esta bella mañana nevada caminan ligeras y con botas (botas de ciudad de alta montaña). Son estudiantes, trabajadores que aún tienen trabajo, personas que luchan por su futuro. Dan color al futuro, dan motivos para pensar que seguiremos adelante, que el pueblo no se para. Que todavía tenemos música para rato.

(Colaboración de Consuelo Allúe)

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