Música y manipulación
Manipulador de alimentos. Siempre me sonó raro. Se supone que tener el título de manipulador de alimentos es una garantía (para el consumidor), además de una necesidad (para el manipulador). Pero ¿qué hacen con los alimentos, además de cortar, lavar, llevar, traer, colocar, recolocar, envolver? –Quizá prefiero no saberlo.-
¿Y manipulador de música? ¿Qué sería un manipulador de música? Quien interpreta, versiona, adapta, graba, copia, distribuye, produce… O el disjokey que mezcla y remezcla, el empresario musical, quien trabaja en la radio…
También podrían serlo quienes utilizan la música para conseguir un provecho o fin concreto, aparte del disfrute en sí, más allá del arte por el arte. Por ejemplo, aquellos amantes de hace siglos que enviaban músicos para rondar a su dama. O los que hace unas décadas pedían a las radios una canción dedicada a alguien (que podía ser una invitación a la danza o un puñetazo invisible por un sentimiento no atendido o burlado). O quienes en el baile público de la plaza pedían a los músicos una canción lenta para sacar a su chica.
Silvio Rodríguez canta estupendamente lo que quiero transmitir en una de sus clásicas. “Te quiero mi amor, no me dejes solo […]. Como ven ya soy decente, me fue fácil […] Debo partirme en dos…”.
¿Cuánto manipulan al público (o sea, a tod@s nosotr@s) quienes deciden qué se escucha en las emisoras de radio o eligen las actuaciones musicales de las televisiones, quienes determinan qué música es buena y qué otra mala, cuál nos lleva al cielo y cuál nos arrastra al infierno, cuál es patriótica y cuál terrorista, cuál culta y cuál vulgar? Chomsky, el hombre alerta, habla de manipulación mediática.
Y no es que quiera ceder a la paranoia de ver fantasmas (que no los hay) por todas partes. -Sí que hay grupos de poder que manejan todo lo manejable para mantener y aumentar ese poder, claro.- No me parece sensato ni que nos desvivamos ni que malvivamos dejándonos embargar por estas cosas. Por supuesto que hay que disfrutar de la música.
Yo había empezado con una cuestión lingüística, entre la música y la manipulación, y me hallo no sé cómo con que Camps y Garzón se adelantan a primera línea de mi pensamiento, y el juez de Urdangarín y que si lo quito o lo pongo, y la crisis, la subida del irpf porque los políticos gastan más de lo que deben y no se sonrojan de meter la mano en nuestro sueldo como el desalmado que roba la hucha de un niño… Y mi granja en Australia y mis avestruces, también muy presentes en mis pensamientos. ¿Me iré?
Consuelo Allué
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