Navarra reconoce al fotógrafo Carlos Cánovas con el Premio Príncipe de Viana por su papel como renovador de la fotografía artística
La Presidenta Chivite ha entregado el galardón en Olite, en un acto con asistencia reducida a causa del COVID-19
El Gobierno de Navarra ha reconocido la trayectoria profesional del fotógrafo Carlos Cánovas Ciáurriz con la entrega este mediodía del Premio Príncipe de Viana por su papel como renovador de la fotografía artística, del que la Presidenta María Chivite ha resaltado su capacidad de encontrar la belleza en detalles cotidianos.
Durante el acto, que se ha celebrado en el convento de los Franciscanos de Olite, en las proximidades del Palacio Real, la Presidenta de Navarra, María Chivite, ha destacado en su intervención la faceta creadora de Cánovas, su perfeccionismo y su mirada sensible, que hace visibles y convierte en protagonistas rincones que de otra manera hubieran pasado desapercibidos. “Ésta es la primera vez en su historia que el Premio Príncipe de Viana reconoce a un fotógrafo. Y lo hace considerando la fotografía como arte”, ha declarado la Presidenta, quien ha calificado el trabajo artístico de Cánovas como “reflexivo, pensado, con un mensaje que va más allá de lo evidente y con una defensa clara de la calidad frente a la cantidad, tan en auge en nuestro mundo digital, interconectado e inmediato”. En este sentido, Chivite ha resaltado que “el arte de Carlos Cánovas nos propone una reflexión compartida, una conciencia de lugar”.
Precisamente sus instantáneas de rincones, de paisajes anónimos y recónditos, de detalles han dado muestra de su trabajo de autor, en el que, como ha destacado la Presidenta, captura “la lucha contra lo efímero, usando la imagen como arte, como vehículo para transmitir emociones”. En su discurso, Chivite ha aplaudido su obra, “con su juego de texturas y luces”, pero también su forma de ser, en la que priman “el perfeccionismo y el control del detalle”. Asimismo, ha reconocido que es “capaz, como solo lo son unos pocos, de crear una mirada propia que busca la esencia de lo representando para conseguir una realidad reconocible y al tiempo insólita”.
La Presidenta ha aprovechado el acto de entrega para reivindicar el Premio Príncipe de Viana como un premio “a la excelencia cultural, ni aristocrático ni del pasado; un premio a la vida, a nuestra actual sociedad”. Sin obviar las peculiaridades de un acto marcado por la pandemia del COVID-19 y los efectos que esta enfermedad ha tenido en el conjunto de la sociedad navarra, Chivite ha confiado en que esta nueva “experiencia colectiva” genere una “nueva cultura; una cultura del afecto, de la comunidad, de la humildad y del valor de la vida”.
La fotografía como poesía íntima
Carlos Cánovas ha recibido el galardón de manos de la Presidenta, agradeciendo el premio a Navarra, a su familia y “a los fotógrafos y fotógrafas de todo signo de esta comunidad nuestra porque sé, como ellos, lo que es luchar todos los días en este mundo de la imagen fotográfica tan complejo y tan apasionante, tan duro y tan maravilloso, tan mezquino en ocasiones y tan generoso en otras”.
Aunque nació en Hellín, en Albacete, en 1951, Cánovas ha residido en Pamplona desde ese mismo año y es en Navarra donde dio sus primeros pasos en el mundo de la fotografía, de la mano de su padre. “Fue en 1972 cuando tomé la decisión de comprar mi primera cámara seria, durante los Encuentros de Pamplona. Mis conocimientos fotográficos se reducían a las elementales cuestiones químicas que mi padre me enseñó cuando era niño”, ha recordado. Poco tardó en dejar el camino marcado por la sociedad del momento y desviarse de la fotografía que imperaba en aquellos años, ha narrado. “Quería que mi mundo fotográfico estuviese en otra parte, que se pareciese mucho más al mundo de la poesía íntima que al del relato social”. Y optó por rincones poco habituales para plasmar en una instantánea: “Frente al centro, las afueras. Frente a la fachada, la pared trasera. Frente al esplendoroso bodegón de flores, la planta polvorienta olvidada en un rincón… No inventé nada. Solo hice mi elección”.
Es ese “universo propio”, esa mirada particular la que le ha valido el Premio Príncipe de Viana. Pero también su pasión por la fotografía, porque como ha confesado, “sin pasión, no hay cultura; sin pasión no hay arte”. Para Cánovas, ser fotógrafo es precisamente “descubrir y construir su propio universo, y hacer luz sobre él y desde él”, y, a través de él, “rescatar del olvido y conservar trocitos de lugares y pedacitos de tiempo atravesados por uno mismo”.
En el convento de los Franciscanos
La entrega del premio, condicionada por la situación generada por la pandemia del COVID-19, se ha celebrado este año en la iglesia, ya desacralizada, del convento de los Franciscanos de Olite. El acto, encabezado por la Presidenta Chivite, ha contado con la asistencia del presidente del Parlamento, Unai Hualde; la alcaldesa de Olite, Maite Garbayo; y la consejera de Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola, presidenta además del Consejo Navarro de la Cultura y las Artes. A la ceremonia han acudido el delegado del Gobierno, José Luis Arasti; buena parte del Gobierno foral, y representantes del Parlamento navarro, además de la presidenta de la Cámara de Comptos, Asun Olaechea.
Cánovas ha estado respaldado por varios familiares, entre ellos su mujer, Juana Arlegui, y representantes del mundo de la cultura, como Javier Torrens, arquitecto y presidente del Ateneo Navarro, entidad que propuso la candidatura de Cánovas.
La entrega de premios, presidida por el pendón del Principado de Viana, ha estado amenizada por el quinteto de metales de la Orquesta Sinfónica de Navarra.
La ceremonia, ha arrancado con el himno de Navarra, Marcha para la entrada del Reyno. Después, Javier Torrens ha tomado la palabra para defender la candidatura del Ateneo Navarro al premio y la idoneidad de Carlos Cánovas para este galardón, que este año celebra su trigésimo primer aniversario. En su intervención, Torrens no ha dudado en calificar a Cánovas de “maestro de la fotografía y maestro de fotógrafos”.
El presidente del Ateneo, que no ha olvidado su faceta personal “de hombre trabajador, constante y tenaz”, ha incidido en su papel de artista, docente, escritor y conferenciante. “Todo lo hace muy bien, a la perfección, tanto en sus trabajos más creativos como en su labor profesional de copista para otros artistas; en sus escritos y sus conferencias de reflexión sobre el arte de la fotografía, y las publicaciones de historia de la fotografía en Navarra”. En su visión de la fotografía como un arte, Cánovas ha sabido capturar la esencia de cada escena, de cada momento, “extraer una belleza que nunca hubiéramos alcanzado a ver sin su mirada”, ha señalado Torrens, al tiempo que añadía que “las buenas fotografías, desatan torrentes de hermosas palabras y jugosas reflexiones”.
La Orquesta Sinfónica de Navarra ha interpretado también otras tres piezas. Por un lado, Fanfarria para el ballet La Péri, de Paul Dukas (1865-1935). Por otro, la canción amorosa Aritz adarrean, de Koldo Pastor (1947). La danza renacentista Basse Danse Bergeret, de Tylman Susato (c.1510-1570), ha puesto el broche final a la ceremonia.
31ª edición del Premio Príncipe de Viana
El Premio Príncipe de Viana de la Cultura ha celebrado este año su trigésimo primera edición, tras su creación en 1990 por el Gobierno de Navarra. Desde entonces, se ha celebrado de forma ininterrumpida con el objetivo de reconocer a la labor de personas, grupos o instituciones en cualquiera de los ámbitos en la cultura, bien sea mediante el ejercicio de la creación, el estudio o la investigación, o mediante su promoción y fomento. Asimismo, el Premio se orienta de modo especial a recompensar trabajos continuados y trayectorias relevantes en cualquiera de los campos de actividad cultural.
El Premio, concedido a propuesta del Consejo Navarro de la Cultura y de las Artes, ha sido entregado en anteriores ediciones a: José Goñi Gaztambide (historiador), Eugenio Asensio Barbarin (hispanista), Orfeón Pamplonés, Rafael Moneo Vallés (arquitecto), Francisco Ynduráin Hernández (filólogo), Julio Caro Baroja (antropólogo), Pablo Antoñana Chasco (escritor), Pedro Miguel Echenique Landiríbar (físico), Montxo Armendáriz Barrios (director cinematográfico), Álvaro d’Ors Pérez Peix (catedrático de Derecho Romano), Concepción María García Gaínza (catedrática de Historia del Arte), Miguel Sánchez-Ostiz Gutiérrez (escritor), María Bayo Jiménez (soprano), Juan José Aquerreta Maestu (pintor), Fernando Redón Huici (arquitecto), Javier Manterola Armisén (ingeniero), Javier Tejada Palacios (científico), Pedro Iturralde Ochoa (músico), Alfredo Landa Areta (actor), Agustín González Acilu (compositor), Jürgen Untermann (lingüísta), Faustino Menéndez Pidal de Navascués (historiador), Antonio López García (pintor y escultor), Daniel Innerarity Grau (filósofo), Tarsicio de Azcona (historiador), Ramón Andrés González-Cobo (musicólogo), Ignacio Aranguren Gallués (profesor y director teatral), José Lainez y Concha Martínez (bailarines y coreógrafos), la Coral de Cámara de Pamplona y Tomás Yerro Villanueva (escritor y profesor).
Esta entrada tiene 0 comentarios