‘Un Réquiem Alemán’ de Brahms, concierto extraordinario del CSMN en colaboración con el Orfeón Pamplonés
El próximo miércoles 15 de febrero a las 20:00 en el Auditorio Fernando Remacha de la Ciudad de la Música de Mendebaldea.
El próximo miércoles 15 de febrero a las 20:00 en el Auditorio Fernando Remacha de la Ciudad de la Música de Mendebaldea tendrá lugar un concierto extraordinario a cargo de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Navarra (CSMN) en colaboración con el Orfeón Pamplonés. Este concierto cuenta con la participación como solistas de María Ruiz, Imanol Gamboa y Petri Ariton pertenecientes al Aula de Canto del CSMN.
La entrada al concierto es gratuita. Las invitaciones para el mismo se podrán retirar en la conserjería del Conservatorio Superior a partir de las 12:00 del lunes 13 de febrero en un número máximo de dos invitaciones por persona. Se da la circunstancia que esta obra ya fue interpretada en marzo de 2013 en otra colaboración de ambas instituciones en aquella ocasión con Iñaki Fresán y Andrea Jiménez como solistas.
Los solistas participantes en esta ocasión son alumnos del aula de canto del CSMN. María Ruiz Romero, soprano aragonesa nacida en Huesca, inició sus estudios musicales en el conservatorio Profesional de Música de Huesca Antonio Viñuales Gracia, cursando en la actualidad el cuarto curso de interpretación de canto lírico en el Conservatorio Superior de Música de Navarra. Participa con la voz soprano solista, que interpreta el Nº5 del Requiem de Brahms. Por su parte, Imanol Gamboa Eguia, natural de Mungia, inició su formación vocal en el Conservatorio Municipal de Leioa. Actualmente se encuentra realizando el tercer curso de canto lírico en el CSMN. Participa con la voz de barítono que interpreta el Nº6 del Requiem de Brahms. Por último, Petri Ariton, barítono de procedencia Rumana, está cursando en la actualidad el cuarto curso de canto lírico en el CSMN. Participa con la voz de barítono que interpreta el Nº3 del Requiem de Brahms.
En sus propias palabras “no todos los días se tiene la oportunidad de participar en un proyecto sinfónico-coral de estas características, por lo que dentro de nuestro proceso de formación supone un gran reto que afrontamos con una ilusión enorme. Más aún siendo en casa”. En esta versión, el rol del barítono estará repartido entre Petri Ariton e Imanol Gamboa. Desde el punto de vista interpretativo, “este Réquiem Alemán exige principalmente a los solistas sostener el legato en frases largas y mostrar una amplia extensión de la voz. Además, otro de los grandes desafíos es conectarnos con temáticas que, a simple vista, nos son lejanas en la juventud: la lucha frente al destino y la posición humana ante la muerte. Este Requiem supone afrontar una obra de nivel y su abordaje no implica solo la dedicación invertida en su estudio. Es el resultado del trabajo realizado durante muchos años”.
Petri Ariton y María Ruiz volverán a interpretar la obra en su versión reducida con dos pianos enfrentados y timbales en la Sala Mozart de Zaragoza el sábado 18 de febrero junto con el Orfeón Pamplonés.
Pie de foto:
Alumnado del Aula de Canto del CSMN solistas en el concierto: Imanol Gamboa (izquierda) María Ruiz (centro), y Petri Ariton (derecha).
Notas al Programa elaboradas por el alumnado de musicología del CSMN, Beñat Aizpiolea Ormazabal, Markel Ariztimuño Begiristain e Isabel Gracia Bernad:
Diez años han pasado desde el estreno conjunto de Un Réquiem Alemán por parte de dos de las instituciones de más prestigio a nivel musical en Pamplona: el Orfeón Pamplonés y la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Navarra. De nuevo, las dos instituciones se encuentran para conmemorar aquel evento, centrando sus esfuerzos en la misma obra monumental de Brahms, bajo la tutela de los mismos directores de entonces, pero con nuevas caras en la orquesta y nuevas voces solistas del Aula de Canto del Conservatorio.
Para el Orfeón, cuya larga trayectoria de colaboraciones internacionales se remonta al año 1865–justo el mismo año que Brahms comenzó su Réquiem–este reestreno supone una nueva oportunidad para subir al escenario del Auditorio Remacha y para continuar aportando su granito de arena en la educación musical y en la formación de futuros profesionales.
Para los alumnos del Conservatorio Superior, esta experiencia supone un importante reto profesional, debido a las dimensiones y dificultad de la obra, y debido a que los propios detalles del ritual de un concierto solo se adquieren con la experiencia. Además, quien haya acudido a otros conciertos que ha ofrecido la orquesta, sabrá que, aunque estén en proceso de aprendizaje, el conjunto siempre se ha demostrado capaz de dar el nivel más alto en sus intervenciones, siendo la cantera de los músicos del futuro.
Apenas un año después de la celebración del X Aniversario de la Ciudad de la Música, tanto el público como los intérpretes de las dos instituciones vuelven a disfrutar de una de las obras más importantes de la historia de la música.
Aunque Johannes Brahms (Hamburgo 1883 – Viena 1897) no creció en un ambiente idóneo para su desarrollo musical, sus padres finalmente consiguieron pagarle una educación en Hamburgo con grandes pianistas como Eduard Marxsen. Este profesor ejerció una gran influencia en el gusto por la música del joven músico alemán, desplazando finalmente su carrera como pianista para centrarse en la composición.
En cuanto al joven Brahms y su círculo social, un importante referente para sus ideas artísticas fue el célebre violinista Joseph Joachim, a quien conoció en 1853. Joaquim, para entonces firmemente establecido a nivel internacional como solista, ejerció de mentor y promotor para Brahms, y le presentó a otros dos músicos cuya amistad e influencia iban a ser trascendentes en su desarrollo personal y profesional: Robert y Clara Schumann. La amistad de Brahms con el matrimonio Schumann reafirmó uno de sus rasgos esenciales: su profunda devoción por las formas clásicas. Otros compositores como Félix Mendelssohn también fueron partidarios de estas formas clásicas, y se posicionaron en contra de la nueva escuela de música programática representada por Wagner y Liszt. Sin embargo, Brahms, que se encontraba en la sombra de Beethoven, escogió el camino de la música clásica, y trató siempre de engrandecer y actualizar las grandes estructuras tradicionales. Esta característica musical le posicionó a la cabeza de los seguidores de la “música absoluta”, postura fuertemente defendida también por el crítico y musicólogo austriaco Edward Hanslick.
El definitivo traslado de Brahms a Viena, en el año 1862, le permitió dedicarse por completo a la composición. En una ciudad aún imbuida de los recuerdos de la música de Mozart y Beethoven, Brahms se mantuvo fiel a su particular estilo compositivo clásico. Dentro de su extenso catálogo de obras, que incluye lieder, música coral, sinfonías y conciertos, obras solistas para piano y violín y música de cámara, el Réquiem Alemán destaca como una de las cumbres del repertorio sinfónico-coral del siglo XIX.
Se ha especulado mucho sobre el motivo por la composición del Réquiem. Una de las explicaciones más obvias fue el fallecimiento de la madre del compositor en 1865, año en el que comenzó con el Réquiem. No obstante, Brahms también recuperó e integró en la obra algunos materiales que había comenzado en 1856, año del trágico final de la vida de su gran amigo Robert Schumann.
Fue en 1865 cuando Johannes Brahms comenzó a escribir lo que terminaría siendo su obra más extensa y una de las piezas más importantes del repertorio sinfónico-coral de todo el siglo XIX: Ein deutsches Requiem, op. 45. Al contrario que la mayoría de los compositores anteriores a lo largo de la historia, Brahms quiso escribir una misa de difuntos distinta. En vez de seguir con la estructura tradicional de la misa católica con el texto en latín, optó por escoger textos procedentes de la Biblia luterana—tanto del Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento y algunos apócrifos—como fragmentos de los Salmos, de los libros de la Sabiduría, del Eclesiastés o del Apocalipsis, entre otros.
La composición de la obra fue un proceso largo y complejo. En su origen, la obra se concibió en seis secuencias, para barítono solista, coro y orquesta. Se estrenó parcialmente en Viena en 1867, resultando en fracaso debido a la incorrecta interpretación de las indicaciones dinámicas por parte del timbalero en el tercer movimiento. Al año siguiente, se estrenaron las seis secuencias completas en la Catedral de Bremen el día de Viernes Santo, el 10 de abril. Posteriormente, Brahms compuso un movimiento adicional que terminaría siendo el quinto movimiento. La versión definitiva, de siete movimientos, se estrenó en Leipzig, en febrero de 1869, bajo la dirección de Karl Reinecke. Desde entonces, la popularidad de la obra no ha dejado de crecer, y es una de las obras más apreciadas del compositor.
Aunque la obra pertenece al género de misa de difuntos y contiene fragmentos de la Biblia luterana, se considera más una obra humanista que religiosa. Esta consideración se debe al hecho de que, a lo largo de los siete movimientos, el texto narra sentimientos humanos como el dolor o la esperanza, y se enfatizan ideas humanistas como la vanidad de la existencia humana. Sin embargo, la obra recuerda constantemente la importancia de Dios y la esperanza en Él, mediante la expansividad y majestuosidad de las dimensiones de la música orquestal.
Programa:
Orquesta Sinfónica CSMN/ Orkestra Sinfonikoa, Director: Vicente Egea
Orfeón Pamplonés/ Iruñeko OrfeoiaO, Director: Igor Ijurra
Auditorio Fernando Remacha, Ciudad de la Música
Miércoles, 15 de febrero de 2023
Ein deutsches Requiem, op. 45……………J. Brahms (1833-1897)
(Un Réquiem alemán)
Solistas:
María Ruiz Romero, soprano
Petrica Aryton Iliuta, barítono
Imanol Gamboa Eguía, barítono
I Selig sind, die da Leid tragen
Bienaventurados los que padecen, pues ellos serán consolados
II Denn alles Fleisch es ist wie Gras
Entonces toda la carne, es como la hierba
III Herr, lehre doch mich.
Revélame, por tanto, Señor
IV Wie lieblich sind deine Wohnungen
Qué dulces son tus moradas
V Ihr habt nun Traurigkeit
Ahora estáis afligidos
VI Denn wir haben hie keine bleibende Statt
Pues no tenemos en la tierra una morada permanente
VII Selig sind die Toten
Bienaventurados los muertos
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